miércoles, 5 de mayo de 2010

EL AÚN PENDIENTE TURNING POINT DE LA INNOVACIÓN Y EMPRENDIMIENTO EN CHILE

Patricio Feres H.

Inti Núñez U.

La innovación es el mecanismo que permitirá a Chile para saltar del grupo de los países de ingresos medios al grupo de los países desarrollados. Esto no es un reto menor, ya que esto implica la necesidad de duplicar el ingreso per cápita en los próximos 15 a 20 años, lo que equivale a tener un crecimiento de alrededor del 5% anual en un horizonte largo de tiempo. Según distintos estudios económicos[1], la contribución a este crecimiento que debería provenir de la innovación es cercana al 1,5%, el doble de la actual contribución estimada para este concepto. Para esta fase, Chile requiere un punto de inflexión en su política de innovación que acelere la incorporación de Chile al grupo de los países en que el conocimiento es fundamental para su estrategia de desarrollo.

En este contexto reconocemos los siguientes ámbitos prioritarios vinculados con las capacidades de innovación de las empresas en Chile, la transferencia de conocimiento hacia la industria y en el fortalecimiento de las debilidades de información del Sistema Nacional de Innovación:

  1. Transferencia tecnológica desde universidades y centros de I+D

El desarrollo de instituciones que conforman el "puente" entre la producción de conocimiento y los negocios es uno de los principales temas levantados en los diagnósticos realizados en el país por la OCDE y el Banco Mundial[2]. Chile requiere instituciones como las oficinas de comercialización tecnológica de las mejores universidades norteamericanas o inglesas[3], o los centros tecnológicos especializados como el Instituto Fraunhofer en Alemania (que se instalará pronto en Chile).

Según la OCDE en Chile la creación de vínculos entre la Universidad y la industria se ve obstaculizada, entre otros, por la escasez de recursos humanos especializados. Del lado de la generación de conocimiento, ni la cultura institucional de las Universidades, y tampoco los planes de estudio alientan a sus ingenieros para completar sus estudios con un doctorado o maestría en áreas relevantes para la innovación tecnológica. Por el lado de las empresas, las perspectivas de empleo en la industria para los graduados en disciplinas científicas se ve limitada por la falta de alineamiento de la innovación con la estrategia de negocios de las empresas y las mejoras de la productividad en el largo plazo. Adicionalmente, los marcos institucionales que comúnmente se utilizan para promover la relación entre la Universidad y la industria son subdesarrollados. Esto es particularmente importante para las asociaciones público-privadas, y la falta de mecanismos específicos para estimular y organizar un diálogo entre las empresas y las instituciones educativas, escuelas secundarias y universidades, en relación con las necesidades, actuales y futuras, de capital humano especializado. Adicionalmente, Chile no cuenta con un mecanismo específico para estimular y organizar puentes sofisticados y especializados entre empresas y universidades de investigación que permita el desarrollo de instituciones complejas de nivel mundial que conecten generadores de conocimiento (las escuelas de ingeniería y ciencias de la vida), Oficinas de Propiedad Intelectual (inexistente o de muy bajo nivel técnico en muchas universidades), las empresas, incubadoras de empresas e inversionistas de capital de riesgo.

Se hace necesario entonces la generación de un instrumento que permita financiar estas actividades de comercialización y transferencia, en base a convenios de desempeño dependientes de algún sistema de indicadores previamente creado (del que hablamos más adelante). Este instrumento debe dar una señal de largo plazo, por ejemplo 9 años, donde cada 3 años se ajusten los montos para el periodo siguiente. Debe ser un esquema flexible en el que participen universidades públicas y privadas, centros tecnológicos, además de aquellos institutos públicos especializados de alto potencial que muestren la capacidad de agrupar un nivel suficiente de I+D, conocimiento especializado y redes de clase mundial, entre otros. Una propuesta en este sentido es la generada por el Consejo Nacional de Innovación y que actualmente está siendo validada por los actores del sistema público de innovación.[4]

  1. “Cuellos de botella” en el ciclo de emprendimiento innovador o el necesario equilibrio entre el gasto en Investigación, y lo invertido en desarrollo.

Se han desarrollado una serie de instrumentos de apoyo para el fortalecimiento del financiamiento de emprendimientos en el ciclo innovador, como por ejemplo, capital semilla, redes de inversionistas ángeles, capital de riesgo. Pero, aún se distingue un “cuello de botella” en el llamado capital de riesgo temprano (Early Stage Venture Capital) que impide el crecimiento fluido de proyectos innovadores desde sus fases de semilla hacia fases más maduras, afectando el flujo de emprendimientos (deal flow). Estamos hablando de proyectos que han demostrado de alguna manera una oferta de valor que responde a una necesidad relevante del mercado pero que aún no logran asegurar una viabilidad para los próximos años.

En la literatura internacional se habla de un equilibrio para la realización de una innovación de 1/3 para investigación y 2/3 para desarrollo; más cuando hoy se sabe que las innovaciones se realizan en recorridos de tiempo amplios, 2 a 3 años de trabajo en su establecimiento en mercado. Pues bien el sistema nacional de innovación gasta mucho en proyectos, pero casi nada en el ciclo del emprendimiento y la realización de innovaciones. El “peso” de los instrumentos de emprendimiento en CORFO y CONICYT no llega al 5% del presupuesto total, debería al menos llegar al 20%, además de crear fondos de inversión instalados en: empresas, universidades, centros de desarrollo de innovación y emprendimiento, bancos, etc.

  1. Capacidades en gestión de la innovación

El desafío de la competitividad para las empresas es asegurar los elementos de un entorno de colaboración, confianza, flexibilidad, experimentación y aprendizaje con el fin de sentar las bases de un proceso de innovación de alto impacto continuo y de largo plazo. Es decir, se requiere un foco en la generación de capacidades al interior de las empresas, en un sentido amplio, para gestionar la innovación. Hoy en día, Chile cuenta con herramientas para hacerlo. Innova Chile promueve la creación de plataformas para la gestión de la innovación empresarial, que buscan la generación de un profundo cambio cultural en las empresas de sectores tan diversos como la salmonicultura, la minería y la industria de servicios. El desafío es evaluar el impacto de estas iniciativas de manera de generar los aprendizajes que permitan la evolución del sistema de apoyo en este ámbito. En nuestra experiencia, una línea de fortalecimiento del sistema que se vislumbra como relevante es la creación de mecanismos de apoyo al desarrollo de fondos de capital de riesgo corporativo (Corporate Venture Capital) para aquellas empresas que demuestren capacidades sistematizadas para la gestión de la innovación.

Esta es sólo la extensión de lo actual, pero para ser un país realmente innovador el desafío es instalar procesos de gestión de la innovación a todo nivel: instituciones públicas, empresas, universidades, etc. La difusión en este sentido puede ser vital y programas de apoyo al entorno que acompañen estos esfuerzos son vitales y relativamente baratos para el sistema.

  1. Programas estratégicos en sectores priorizados o la urgencia de focalizar esfuerzos

Se requiere un inmediato giro del foco desde la institucionalidad de los clusters hacia programas orientados por misión en los distintos sectores, apuntar más que a sectores a actividades, ejemplo: sanidad en el salmón, sofisticación de industria turística, automatización de la minería, mejoramiento de servicios de ingeniería de exportación, etc. El país debe preocuparse de su competitividad, y de las necesidades de las empresas que es imposible cubrir desde el sector privado.

Innova acaba de aprobar el instrumento programa estratégico (a la TEKES[5]). Un buen instrumento en este sentido debería considerar, la administración de este sofisticado aparataje requiere de un sistema de política “clase mundial”, su diseño más que una burocracia imposible requiere verdaderos expertos, un desafío no menor para la política.

  1. Métrica sobre partes o eslabones críticos del SNIC

Una de las debilidades transversales del SNIC es la falta de sistemas de indicadores, rankings, información transparente y disponible sobre gasto en I+D en Universidades, sectores económicos, áreas del conocimiento, entre otros. En esta línea, y acorde a la necesidad de desarrollo de unidades especializadas de transferencia y comercialización tecnológica, es fundamental la generación de un sistema de indicadores que permita medir las actividades de transferencia, comercialización y difusión tecnológica (TCDT) desde universidades y centros tecnológicos hacia el sector productivo. En otras palabras se busca medir los puentes entre el conocimiento que se origina/gestiona desde las universidades y centros tecnológicos, y las empresas. Esta medición deberá considerar las mejores prácticas internacionales en la materia y los aportes de los actores involucrados (universidades, centros tecnológicos y agencias de políticas de innovación)[6]. Por otro lado, se requiere que esta evaluación sea aplicable en el período de un año, que sea rápida, de bajo costo y que dé origen a un indicador global que permita comparar y hacer benchmarking entre las distintas unidades evaluadas. En el contexto señalado, se debería buscar que este instrumento sea orientador y actúe como promotor de la competencia dentro del sistema de innovación nacional.

En la misma línea se podrían generar y difundir rankings de incubadoras y patrocinadores de capital semilla, centros tecnológicos, unidades institucionales del sector público, etc. La velocidad de mejoramiento del sistema depende de cómo se aborden estás acciones.

Otra línea de trabajo en este ámbito que recomendamos es la de sistematización y cálculo anual del gasto de I+D en universidades, que actualmente realiza CONICYT, cuyo último cálculo disponible es del 2004.

6. El apoyo decidido al sector privado, hacer un esfuerzo potente de revertir el equilibrio de gasto entre sector público y privado (2/3)

Si se considera, en todo el sistema, cuanto de los fondos del Estado van a apoyar proyectos de innovación en las empresas, se llega a la Subdirección de Innovación Empresarial de INNOVA Chile y el incentivo tributario o Ley de I+D –que en realidad es una externalización así que no es completamente directo-, si luego se ve la inversión anual, quitando los gastos en asesorías -gestión de la innovación-, y la tasa de aprobación de proyectos – hoy de 25%; se puede concluir que el objeto central de toda política de estimulo a la innovación es sólo un aderezo, las cifras son muy bajas y la promesa de éxito débil. Hoy en día una empresa no tiene reales incentivos para participar del SNIC, esto es fatal para el sistema, y un error grave. Respecto se debe considerar que en otros países, exitosos, se entregan apoyos directos como rebajas tributarias.

  1. Focalizar en la institucionalidad y la eficiencia de los procesos en instituciones públicas claves del sistema

Existe un consenso de la necesidad de disminuir el proceso burocrático en la evaluación y entrega de subsidios de distintos instrumentos de las principales agencias del sistema público de innovación (Innova Chile y CONICYT). Por otro lado, se requiere un fortalecimiento de la institucionalidad, no se debe olvidar que CONICYT es una “pegatina” de 3 leyes y no la institucionalidad robusta y representativa que se requiere para la próxima etapa y los montos que ha llegado a manejar; e INNOVA Chile, no es más que un comité de CORFO y por lo tanto administrativamente “amarrada” a una institución tradicional y con una arquitectura de poder particular.

Por otra parte la gestión, la revisión y simplificación de la batería de instrumentos disponibles en dichas agencias es un deber ineludible. La eficiencia del gasto de toda la política depende finalmente de avances concretos en gestión.

Estos puntos son sólo algunos temas, la construcción de un SNIC sólido pasa por: institucionalizar, crear un entramado sólido de actores; generar rutinas estables, claridad de las reglas del juego y eficiencia de gestión; e incentivos reales a los participantes de un sistema, el crecimiento sólo puede ser sistémico y atraer a todos los jugadores es un deber de la política.



[1] Consejo de Innovación, 2010

[2] OECD (2007), Reviews of Innovation Policy: Chile

[3]http://www.cctec.cornell.edu; http://www.isis-innovation.com; http://www.imperialinnovations.co.uk; http://www.unitectra.ch/en/index_en.htm;

[4] Interlink Biotechnologies, LLC, 2009: Establishment of Centers for Innovation Technology Transfer and Entrepreneurship

(Cite) in Chile prepared for Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad.

[5] http://www.tekes.fi/en

[6] Molas-Gallart, J., A. Salter, P. Patel, A. Scott, & X. Duran, 2002: Measuring Third Stream Activities. Final Report to the Russell Group of Universities. SPRU, University of Sussex. UK.

Luces y Sombras de la Política de Innovación 2006 – 2010 (escrito el 22 de mayo de 2009)

Inti Núñez
Ingeniero agrónomo - PUC, MBA - UAI, MSc Políticas
Tecnológicas – Universidad de Sussex, Reino Unido.
Patricio Feres
Ingeniero – PUC, MPhil. Economía – Universidad de
Cambridge, Reino Unido.

Acaba de terminar el último discurso de 21 de Mayo de la Presidenta Bachelet ante el congreso, y la innovación sólo ocupo unos pocos minutos, fue leído rápido y con algunos ripios, y estuvo demarcado por cifras que no denotan éxito de por si, en un estándar muy lejano al eje de protección social. ¿Cómo nos fue en este Gobierno con la promesa de la innovación? ¿Qué aprendizajes podemos sacar? Para no tener un sesgo negativo diremos que este Gobierno se puede sentir orgulloso de haber puesto y mantenido muchas veces con bastante viento en contra el tema en la agenda, también de haber sido responsable del importante aumento de recursos para el tema y de fortalecer institucionalidad y equipos.
Al pasar a las sombras existen varios temas contundentes que finalmente son responsables de esa sensación de promesa no cumplida, pueden ser agrupados de diversa manera, en un ejercicio de síntesis trataremos de comprimir en 3, los temas que me parecen paradigmáticos y estructurales de la falta de efectividad en convertir el eje innovación en un colaborador potente de la competitividad del país. Van estos 3:

1. Falla de los policy makers. Al cambiar de Gobierno salió gran parte de los especialistas en política tecnológica, al llegar equipos nuevos quizás una cuota de relajo -poca atención a que este era un Gobierno de 4 años-, y soberbia e inexperiencia, hizo que importantes políticas fracasaran en el diseño, en el “como”. Así, los clusters no tuvieron nunca oportunidad, es muy distinto trabajarlos como programas tecnológicos que con una colección de concursos sin ton ni son que no generan las masas críticas, conexión, sustancia que exige la competitividad. De este modo, temas importantes como la modernización del sistema público ligado a la acuicultura que hubiera sido muy importante para pasar la crisis del salmón, no fueron bien abordados, ¿alguien cree que el anuncio de proyectos de innovación, ejecutados principalmente por universidades, por US$ 15 millones en la minería que pesa más de US$ 30.000 millones es importante?
2. Falta de atención en los costos de transacción. Las políticas de innovación tienen el desafío de activar al sector privado y conectarlo con el sistema de generación de conocimiento siendo ojala lo más efectivo y eficiente para apalancar su inversión. No deben perder nunca el norte de que lo que se hace al diseñar política es imitar el funcionamiento de mercado, y se trata de generar incentivos que se apalanquen con sus fuerzas. El mercado es “la fuerza” que genera innovación. El crecimiento de la burocracia estatal –realmente impresionante -, la indolencia ante el aumento de los tiempos de tramitación de subsidios, los diseños de sesgo Estatista, y la no externalización de programas, ni la creación o reforzamiento de institucionalidad de transferencia tecnológica, ha hecho que la inversión que debe imitar señales, se convirtiera en una compleja maraña, semi incompresible, con costos escondidos que no logro generar los impactos y compromisos esperados y que hacen competitivas a las economías. Un ejemplo es el lento despegue de la Ley de I+D, que sin tener un grupo de instituciones realmente especializadas y la “competencia” de los grants, recibirá proyectos al filo de la consultoría, y en un volumen despreciable para el total del sistema, con lo cual la promesa de innovación desde la demanda será una más de las que no cumplió nuestra política.
3. Descuido en la construcción de la institucionalidad y capacidades del sistema nacional de innovación. Para montar una política de innovación se deben construir capacidades in situ, las habilidades, disciplina, expertise que requiere un sistema competitivo de innovación tiene muchas condiciones “tacitas” no exportables. La forma de ir generando dichas capacidades es generar o fortalecer institucionalidad, nodos, redes, capacitar personas en los lugares donde se enriquecerán los sistemas. La política en general habilitó capacidades pero algunas derechamente al alero del Estado - Agencias, Clusters, Programas-, que no es donde se realiza la innovación –En este sentido instrumentos anteriores de política como los PROFOs, al estar alojados cercanos a las empresas, habían sido mejores diseños que los actuales- por ejemplo, los nodos tecnológicos, que no tuvieron diseños de mucha profundidad y fueron situados lejanos a los puntos donde se realiza innovación. Se dejo sin provisión de recursos a las incubadoras impidiendo una evolución rápida hacia sistemas más complejos de transferencia, y se mantuvo una política de apoyo al emprendimiento dubitativa y zigzagueante, todo esto hizo que gran parte de los recursos humanos especializados de mejores capacidades migrara. A esto se sumo el sacar la mayor inversión en capital humano en temas de innovación fuera del territorio, produciendo en el mediano plazo no sólo problemas de ensamblaje sino que una incoherencia entre los campos de experticia y líneas de investigación de los recursos humanos más especializados y los problemas del sistema económico y sectores prioritarios. Todos estos hechos hacen de que, a pesar de haber generado un tremendo aumento de las inversiones, aún la institucionalidad a la cual pueden recurrir las empresas, la institucionalidad puente, brokers sean inexistentes o débiles en el país.

Por estás condiciones la innovación aún no es una herramienta efectiva en nuestro instrumental de competitividad país, como si lo son la macroeconomía, la disciplina fiscal, la seguridad, el control de la corrupción; aún se mantiene la política de los proyectos y ejemplos pequeños, salir definitivamente de ese paradigma, tener un Gobierno que se desafíe a generar políticas desencadenantes, disruptivas, mover ejes en la estructura económica para que el mercado y los privados hagan el resto; será saltar un paso importante al desarrollo.