jueves, 29 de septiembre de 2011

Ciudades creativas: la economía de las 3 T´s

¿Cuál es la receta para crear un territorio que genere innovación, riqueza, bienestar para su población? Esta pregunta central en la economía del desarrollo, tiene respuestas desde diversas escuelas de pensamiento económico, formulas con más o menos “Estado”; con cambios en el tiempo y aprendizaje de los ejemplos históricos, los cuales muchas veces nos han confundido por la naturaleza de la economía de ser dinámica e ir premiando a lo escaso y escapándose de lo excesivo. Así, ha habido épocas en que se ha estado seguro de un modelo –ejemplo, al faltar institucionalidad, una mayor presencia del Estado ha tenido alto impacto: Alemania de mediados del siglo XIX-, pero en el paso del tiempo y cuando la condición sobre la que se ha invertido, ya no es tema –la burocracia está matando la innovación, necesitamos mercado-, las señales migran hacia otros factores, y al revés.

Sin embargo, y en el tiempo, los economistas del desarrollo si han llegado a temas donde existe consenso: la innovación se beneficia de “sistemas nacionales/regionales de innovación”, es decir, la innovación es una receta que depende de variados componentes (sistema de educación, ciencia, sistema financiero, rol de Estado, cultura de innovación y emprendimiento, etc.), y por esto, el crecimiento del sistema depende de que todos los factores se desarrollen armónicamente, en la analogía de que el sistema fuera un barril, el nivel del agua llegara hasta la duela más baja, en innovación el sistema generara innovación hasta que lo permita el componente que está más bajo. Otro punto de consenso –y tiene mucha lógica de mercado-, es que las condiciones deben ser estables en el tiempo, pues los sistemas “evolucionan”, y por esto la “institucionalización” es vital para crear un sistema sano, es decir, mantener mensajes estables en el tiempo, políticas de Estado sobre políticas de Gobierno.

Pero ¿Es posible todo este sistema complejo pasarlo a un modelo más simple y práctico? Al parecer, sí. El economista Richard Florida propone que fijarse, en los centros urbanos, en 3 temas es la llave del éxito, y es coincidente con lo planteado por el profesor Rafael Echeverría, respecto del porqué del éxito de Atenas, los antiguos griegos, en innovación. Señala que la innovación depende de una mezcla virtuosa de: Tolerancia, Talento y Tecnología.

Tolerancia: que implica una sociedad abierta a la discusión, a la democracia, y a la toma de acuerdos. Sociedades que ven un valor fundamental en el poder de la discusión, y que luego resuelven bien la toma de decisiones y el avance, son sociedades que históricamente han producido avance tecnológico y progreso. En el ejemplo del profesor Echeverría, los griegos defendían y era centro de su cultura el Agora, donde sucedían las discusiones y se resolvían los temas de la Polis. En la mirada de Florida, San Francisco, donde la variedad intercultural, el respeto por las diferentes opciones de vida y la búsqueda de la verdad a través de sus universidades es el centro de su economía.

Talento: referido a meritócracia e incentivos, premiar a los talentosos y a quienes se destacan, e instalar en lo profundo de la cultura el destacarse y apasionarse por ser reconocido en base a talento. Es reconocido que los sistemas de incentivo, el lucro; modifica la velocidad del cambio, la innovación. Este hecho ya señalado por Schumpeter, es la base de justificación de todo el sistema de patentes, el cual ha sido responsable de los avances por ejemplo en la industria farmacéutica del siglo XX, responsable de salvar miles de vidas gracias vacunas y antibióticos no imaginados en nuestra historia.

Tecnología: sociedades comprometidas con la ciencia y el saber, con universidades como faro y orgullo, y que a la vez están orientadas al uso práctico. En los griegos, los creadores de la universidad, las instituciones políticas republicanas, la geometría, la astronomía, etc. Donde una pieza fundamental son los sistemas de educación, como gran palanca y surtidor de la sociedad que necesita jóvenes tolerantes, talentosos y meritocráticos.

En Chile, que vamos en camino y tenemos la pretensión de ser una sociedad desarrollada, debemos tener conciencia de que las condiciones se crean dinámicamente y en la discusión; no es posible construir este tipo de sociedades generando separaciones y guetos, pues ataca directamente el concepto mismo de tolerancia limitando nuestra capacidad de llegar al desarrollo; o seguir negando y apartando nuestros principales centros de generación de conocimiento, y más que tratarlos como orgullo, sean parte del problema, degrada de inmediato nuestro acceso a la tecnología; ni tampoco al buscar las soluciones, cerrar las puertas a los incentivos correctos, pues limita la velocidad de cambio.

Chile tiene todo, y una oportunidad histórica, para proyectarse al desarrollo y a la economía de la innovación; depende del Agora, la capacidad de discusión y acuerdo; como nunca en la historia depende de nosotros, ojala lo aprovechemos.


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